Saliendo de Trujillo, a 10 kilómetros en dirección a Monfragüe, se encuentra La Aldea del Obispo. Su buena situación hace que seamos referencia del Turismo de Naturaleza y, al que le guste, combinarlo conociendo ciudades tan importantes como Cáceres, Guadalupe o Mérida (Patrimonios de la Humanidad) y Trujillo (Monumento Histórico Artístico) y alternarlo con el mundo rural para descansar y contactar con la cultura local. La Aldea del Obispo cuenta hoy con todos los servicios siendo un lugar ideal para el teletrabajo.

El pueblo, como en un cuento, aparece de la nada sobre un monte afable, prácticamente llano, limpio y con un núcleo primigenio pequeño (poco más de 8 manzanas de casas entre la iglesia, el palacio y el ayuntamiento). Las calles tienden a formar círculos, haciendo el pueblo redondo. La población se forma a partir de la reconquista de Trujillo, en 1233. El Obispo de Plasencia, como personaje activo en la toma de la Ciudad de Trujillo, es destinatario de estas importantes tierras. En 1257 se hizo efectiva la donación. Aunque la iglesia tiene partes que podrían considerarse más antiguas, con la llegada del Obispo se pone un poco de orden en el espacio.  Iglesia y Palacio junto a nuevos moradores van ensanchando el pueblo.

La historia siempre estuvo condicionada por la falta de tierras. Eso impedía a la población ganarse el sustento, ya que se reservaban para los animales que trashumaban desde el norte en busca de los pastos de invierno y primavera. Así pues los habitantes se especializaron en la profesión de carboneros. Carbón y picón de encina que han dado trabajo a muchas personas.